House of cuñados

Mi madre siempre dice que no me meta en política, que no merece la pena entrar en esos temas con la gente. Tiene mucha razón, no por la gente, sino porque cada uno tenemos una percepción muy diferente de cómo suceden las cosas. Personalmente, a mí tampoco me interesa demasiado el tema, saber lo que pasa a diario en el Congreso no me va a hacer mejor persona, me va a dar más salud o va a una tranquilidad financiera presente o futura. 

Sin embargo, como estoy en pleno maratón de la quinta temporada de House of Cards y a pocos capítulos de terminar la que creo que es la mejor serie que he visto hasta ahora The Good Fight (sí, por los pelos pero es mejor que The Crown y creedme que es complicado decir esto), vamos a hablar de lo que está pasando estos días en España, nuestro particular episodio de House of Cuñados. Para los que no hayáis visto House of Cards un breve resumen: un matrimonio, las personas más malas y despiadadas que te puedas encontrar en la vida, conspiran y hacen lo que haya que hacer para llegar a la presidencia de los Estados Unidos.

Sería muy fácil, después de la moción de censura comparar a Francis Underwood (el malo malísimo) con Pedro Sánchez, son dos tíos que por cojones tienen que gobernar los hayan votado o no, no les importa pactar con el diablo si hace falta para hacerlo, ni dejar cadáveres por el camino.  Falta de escrúpulos tienen ambos, pero el presidente Underwood es maliciosamente inteligente, con un don de palabra embaucadora única y Pedrito, es sólo guapo y malo, como unos zapatos de tacón baratos que te compras pensando que son dolorosamente bonitos y los usas para una ocasión especial y luego tiras. Sí, no me cae muy bien…

No entiendo qué ha pasado en este país. No por lo de la investidura, si no cómo dejamos que el PP fuese el partido más votado en las últimas elecciones. Ya se sabía lo de Bárcenas, ya estaba la Gurtel, la corrupción en Valencia… ¿por qué seguimos votando a partidos que nos roban? No me vale de excusa que no había mejores opciones, puede que fuera así, pero al menos vamos a dejar que el que no roba gobierne o lo intente hasta que robe, porque robará. No porque el poder corrompa, sino porque lo que pasa en las altas instituciones no es más que el reflejo nuestro como sociedad, y como sociedad no somos ejemplares.

sumanley / Pixabay

Llegados a este punto puede que te pongas muy digno y digas pero es que yo no robo, pero pirateas la televisión de pago, pagas lo que puedes en B, te llevas el material de oficina a tu casa, inflas las dietas de los viajes de tu empresa, haces los chanchullos que puedes para pagar menos impuestos, propones a tu hermano el inútil para el puesto de becario de tu empresa,  trucas la máquina del parking para no pagar la zona azul, tiras las botellas y las colillas a la calle, dejas la mierda de tu perro en mitad de la acera, etc etc… Sí que robas, eso es robar tiempo y dinero de los demás, sólo que a la escala que puedes, y los políticos hacen lo mismo sólo que en la escala a la que tienen acceso.

Y lo que somos se refleja en quienes nos gobierna. Nos merecíamos un Rajoy y nos merecemos un Pedro Sánchez, porque no queremos cambiar, ni nuestro voto ni nuestros actos, porque nos encanta lo fácil, lo que no da esfuerzo, lo que no implique trabajar mucho, lo que te deje tranquilo y nos rasque poco el bolsillo.

Lo dicho House of cuñados.

Nos leemos impares.

By Impar

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