19 preposiciones para estar contigo – Episodio 4
Cabe decir que cogí los sobres y los escondí en el sitio más difícil que se me ocurrió para que Marcos no pudiera encontrarlos. Demasiados problemas teníamos ya los dos con el tiempo presente y pasado como para complicarnos con vete a saber qué cosa del futuro.
Era típico de Elena, desde pequeña le encantaba hacer ese tipo de cosas, preparar pequeñas gymkanas para que yo me volviera loca encontrando sus pistas. Al principio las hacía en casa de nuestros padres, luego cuando empezamos a ser conscientes de lo que éramos capaces de hacer con el tiempo, comenzó a hacerlo en el pasado. Al principio no podía viajar más de 5 o 6 años atrás y yo no podía detener el tiempo más de 15 minutos cada vez, pero conforme crecíamos podíamos llegar a pasar horas en los años 20 o incluso en el siglo XIX.
También fue incrementándose nuestra zona de acción. Al principio yo sólo podía congelar lo que pasaba a unos metros de radio de dónde yo estaba, pero ahora puedo congelar prácticamente todo el país. A veces me da ganas, en las campanadas o el día que comienzan las rebajas, pero intento no usar demasiado mi poder, sobre todo desde que Elena no está.
Nunca he hablado de mis poderes con nadie más que con ella y ahora con Marcos. Nos dimos cuenta que podía hacerlo cuando tenía 4 años y viajaba minutos atrás. Nadie se da cuenta nunca de lo que hacemos, en los viajes somos invisibles y cuando están congelados, pues bueno, ya tienen suficiente con lo que sea que sufre la gente cuando hago algo así. Sólo nosotras y el niño éramos capaz de percatarnos cuando hacíamos alguna trastada. No sé si mis padres se han dado cuenta de algo alguna vez, o si se cuestionaban como conseguíamos Elena y yo tener siempre más caramelos que nadie en la cabalgata de Reyes año tras año, pero si lo han hecho, nunca han dado señales de saber nada. Yo quería contárselo a mamá, pero Nita, en su rol de hermana mayor me dijo que lo mejor era hacer como en las películas y no contárselo nunca a nadie, porque si ya se reían de mí en el colegio por mis gafas, imagínate si se enteraban que congelaba a la gente.
Durante mucho tiempo me cuestioné las mismas preguntas que ahora me empieza a hacer mi sobrino, ¿por qué nosotros? ¿hay más gente que haga cosas raras con el tiempo o con cualquier otra dimensión como el espacio? ¿por qué puedo parar el tiempo y no pararme a mi misma cuando hay croquetas para comer? Bueno, en realidad esto último sólo me lo pregunto yo. Dejé de cuestionarme todo lo que me estaba pasando y a aceptar que siempre sería un bicho raro en mi adolescencia. Aprendí a concentrarme más, a parar durante más tiempo y más espacio físico y sobre todo a disfrutar de mi don: cuando Elena y yo queríamos dormir más, cuando necesitaba más tiempo para buscar las respuestas de un examen, cuando quería probarme con tranquilidad la ropa en Zara…
Nita y yo llegamos a un pacto cuando cumplí 11 años. Sólo usaríamos nuestra habilidad especial siempre y cuando estuviéramos juntas. Cuando se casó con Pablo y yo me fui a vivir a Barcelona, dejamos de hacer trastadas de las nuestras y decidimos intentar ser normales sin hacer trampas, sin tener más tiempo que otros para hacer las cosas y sin poder viajar atrás para entender como sucedieron determinados hechos, como hicimos con la boda de papá y mamá. Creo que ese fue el detonante. A veces, cuando no sabes ciertas cosas, es mejor vivir en esa ignorancia y no descubrir secretos que nunca nadie debió conocer.
¿Qué descubren Elena y Mariana cuando viajan al pasado para ver la boda de sus padres?
A) Que su madre se casó estando ya embarazada de Elena
B) Que su padre intentó fugarse minutos antes de la boda
C) Que su madre estaba secretamente enamorada de una amiga suya de la infancia
Espero vuestras respuestas. Abajo os dejo un link a los capítulos anteriores.
Nos leemos Impares!
