Uno de esos días

Hoy es uno de esos días en los que estoy hasta el chirri de todo. Y no, no es depresión post puente porque he estado todos los días currando. Es solo uno de esos días en que no puedes con tantas cosas, no puedes correr más.

Trabajo A, 500 correos electrónicos (un poco menos, pero por darle emoción). El resto de trabajadores del mundo, ¿hace algo productivo o se dedica solo a enviar correos?

Trabajo B, 500 correos adicionales más debates filosóficos varios. Respiro, contesto, avanzo.

Planifico mis objetivos del día, en A + B, más algo que me haga sentir bien. A las 11 de la mañana ya me he dado cuenta que los A no los cumplo y ni me acuerdo de los objetivos del B. Más correos electrónicos.

El pintor, porque estoy con obras en casa y hoy estoy teletrabajando para atender los diferentes gremios que pasan por mi obra, preguntando y pidiendo cosas, el electricista que no viene… el coche que está en el taller 600 euros. Más correos y el chat del wasap… ufff necesito que dejen de pedir cosas, entrevistas, llamadas, reuniones.

A las dos voy a recoger a los niños en casa. La comida me la he dejado medio planteada. Cuando voy a sacar el coche hay un grúa delante cargando una alquitranadora. ¿Cuántas posibilidades hay de que pase eso justo a la hora que tengo que salir?

Mientras quitan la grua, saco la basura, hablo con los pintores y sigo viendo correos y chats. Los veo pero ya no respondo. Al menos me llaman para decirme que he recuperado mi blog… porque me habían hackeado la web… En fin, que consigo ir a por los niños, que tienen el colegio casi en otra provincia y cuando llego y preparo la comida, el puré de patatas me sale muy líquido, una basura. Y mi arrocito con pollo, para aprovechar el arroz que sobró ayer tampoco está muy bueno. Y miro el reloj y ya tendría que haberme puesto a currar de nuevo… y ahí, justo ahí, en ese momento, he empezado a ver un poco borroso por el ojo izquierdo.

Ha sido un par de minutos, lo que he tardado en darme cuenta que estaba al borde del ataque de ansiedad, el primero en toda mi vida. Y ahí he parado. He respirado, me he calmado. Todo en orden. No es cierto, porque nada estaba en orden, el suelo de la cocina, que fregué ayer por la noche volvía a estar blanco, como mi suela de los zapatos y toda la casa y la vecina estaba escuchando la puta canción de Shakira otra vez. Y después la de Flowers de la Hannah Montana. Que digo yo, que sí, que os han hecho daño, pero que podéis sufrirlo en silencio porque a todos nos han dejado, engañado o hecho daño alguna vez y no damos tantísimo por culo.

He tirado la mitad del puré de patatas. Estaba horrible. Y he recogido la cocina, que también estaba horrible y he vuelto al ordenador a leer mails y chats de gente que requiere cosas. Y he recordado lo que mi chico me dice: esta es la vida que hemos decidido o que hemos querido tener y me he auto descojonado, porque es verdad. Solo que hay días que se te hace muy cuesta arriba poder con todo, cuando a tu alrededor solo piden, se quejan o requieren cosas de ti.

Así que me he plantado aquí. A quejarme yo un rato. Que también tengo derecho de vez en cuando. Y para normalizar los días de mierda, de agotamiento, de eso… de estar hasta el chirri de todo. Que yo soy muy positiva y de ver el lado bueno de las cosas y de asumir la responsabilidad de mis actos y todo eso… pero que todo tiene un límite.

¿Estado actual de mi día?

80% de objetivos A

0% de objetivos B, por lo que he decidido que no atiendo más correos ni contesto a más chats ni gente hoy.

A una hora de cumplir mi objetivo personal. Y de parar por hoy. Mañana será otro día.

¡He vuelto! Y lo siento si no cuido ni formatos, ni fotos ni nada… solo quería escribir.

Nos leemos impares!

By Impar

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