Capítulo 2 – La procrastinación editora

Escribí “Querida Sofía” a lo largo del verano pasado, entre los meses de mayo y octubre y un año más tarde, he terminado de editarlo. Sí, un año, un año muy largo. Dejadme que os cuente:

Para escribir un libro, y cada vez estoy más convencida de que es algo que hace falta para casi todo, necesitas dos cosas básicas: disciplina y concentración. La primera porque hace que te pongas en piloto automático y consigas casi sin esfuerzo sentarte a escribir todos los días. La segunda hace que las ideas y después las palabras, fluyan. ¿Fue fácil conseguirlas? No, no lo fue, pero a medida que avanzaba la historia, fue más sencillo. No me voy a explayar mucho con cómo fue la escritura del libro, porque da para muchas entradas y como ahora estoy inmersa en otro, prefiero contároslo con mi experiencia actual, así que digamos que con un poquito de constancia y ritmo, la historia se escribió de principio a fin.

Terminé el libro, le di un plazo de dos meses sin tocarlo para no volver a leerlo con ojos viciados y en Navidad lo volví a sacar. ¿Qué pasó? Un auténtico desastre, entre la rutina del trabajo, deporte, que tenía que estudiar y además tener un poco de vida social, no conseguía ponerme a editar más de dos días seguidos o incluso más de dos días en una misma semana. Cuando lo hacía y me ponía a hacerlo, ya había olvidado la parte anterior, no recordaba que había modificado algo de un personaje y debía cambiarlo después, vamos que no conseguía avanzar. Y claro, esa tarea estaba ahí, en mi subconsciente, sabiendo que debía hacerla y logrando que me sintiera mal por dejarla aparcada para hacer otras cosas.

En algún momento, me equivoqué con la idea de que un examen (el que suspendí la semana pasada) era lo más importante que tenía que hacer este año y no, lo más importante que tenía que hacer era intentar conseguir hacer de mi hobby un trabajo y viceversa. Retrasé todo por ese examen, hasta mi forma física, y ahora me doy cuenta de fue un error. Que obviamente tenía que estudiar, pero sin que fuera una obsesión, integrando los estudios con mi vida y no mi vida con los estudios.

El examen se acabó y no volveré hasta septiembre a retomarlo, así que después de unos días de reflexión, decidí que era tiempo de volver a la vida sana y de terminar la edición de “Querida Sofía”. Tras una semana de tardes y noches intensas, de concentración, de cambios, correctores, repasos, de personajes que debían ser más serios, de otros que quería que fueran más divertidos y de introducir pequeños detalles para esas personas especiales que sólo ellas encontraran, terminé.

No soy editora profesional, ni tengo una carrera relacionada con las letras, pero si es cierto que por mi trabajo, editar textos o cuestionarme el significado de una palabra o signo de puntuación, no es algo que me resulte ajeno, sino que realizo casi a diario.  Es por eso que me he atrevido con la edición de mi libro, que seguro que no es perfecta, pero de la que he aprendido varias cosas: editar requiere un enorme esfuerzo de concentración, mayor incluso que el de redacción y es algo que debe realizarse de forma continua, no puedes hacerlo en días sueltos, porque si no pierdes el sentido y el ritmo de la historia.

Un truco que utilizo mucho en mi trabajo, que he aprendido en él, y ahora he utilizado con mi libro, es usar el control de cambios de tu procesador de textos.  De esta forma, quedan marcadas las modificaciones que has realizado y luego cuando finalizas y vas decidiendo si aceptas o no el cambio, te sirve para darte cuenta de errores que cometiste en tu primera escritura, patrones que has seguido, fallos recurrentes, etc… Nunca hay que dejar de hacerse auto-crítica y ésta es una buena herramienta para ayudarte en esta tarea.

Ayer, tras finalizarlo,  lo registré on line, (ya hablaremos más adelante del tema registro) y ahora está en manos de mi equipo de lectores cero, para que lo destrocen, vean los fallos, las incoherencias, posibles lagunas y me den su feedback (¡¡¡que nervios!!!). A partir de ahí, ya empezará la aventura de la publicación, pero eso será en otro capítulo. Mientras… a seguir escribiendo.

Nos vemos impares!

By Impar

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.