Nuestro equipaje

Es domingo y voy de vuelta a Sevilla, después de un fin de semana visitando a mis padres y a mi familia. De fondo ahora, se ve toda Sierra Mágina cubierta de nieve, porque sí, lo mismo que siempre encuentro la forma de ser un desastre con mis tares domésticas, también tengo la misma puntería para elegir fines de semana con frío y visitar Jaén. 

El tren va medio vacío, aunque han anunciando que cuando paremos en Córdoba se llenará hasta Sevilla. Normalmente suelen ser estudiantes de Universidad que regresan después de un fin de semana en su casa, espero que estudiando, porque ahora es época de exámenes.

Me hace mucha gracia verlos y acordarme de mi época de Andalucía Express, que era un tren mucho más malo y perrillero que el que hay ahora, pero en lo que más me fijo, además de en todas las historias que cuentan de “Fulanito está con tal y ahora con Pascual y le dí like en Instagram aunque la verdad es que no lo soporto…” es en su maletas. 

La mayoría llevan maletas enormes, a veces dos, para un fin de semana, además de la bolsa de los tuppers, que a veces supera el tamaño de las otras. Hay madres que alimentan a su hijo y a media universidad por las proporciones de los tuppers. 

Y pensaréis que vaya tontería fijarse en las maletas, pero el tamaño de la que lleves dice mucho de ti, de si eres una persona acostumbrada a viajar o no, de si eres práctico o si llenas la maleta, como dice la vecina rubia, de muchos por si acaso. Cuando eres joven no eres realmente consciente de tu capacidad de hacer cosas. Crees que en dos días y medio vas a poder estudiar, ver a tus abuelos, ver a tus amigos, a tu novia/o, hacer un poco de deporte, dormir la siesta, hacer esa tarea que llevas varias semanas retrasando y llenas la maleta en consecuencia. 

Conforme creces eres consciente, de que con dos cambios de ropa, (aquí ya en función del aseo de cada uno), un libro y el cargador del móvil tienes más que suficiente. Si es verano, como el volumen de la ropa es menor, incluso tu maleta pequeña, la que tienes para viajar sin facturar en Ryanair, te queda grande. 

Creo que con la vida pasa un poco igual, sólo que nos cuesta un poco más darnos cuenta. Creemos que es más feliz el que más cosas lleva a cuestas y conforme vas viviendo descubres que no es así, que la felicidad no consiste en tener más, si no en depender menos, en ser más libre de deudas, cosas materiales, ideas impuestas por los demás, para poder ser más ricos en experiencias, tener más espacio para querer a personas y no a cosas y más libertad para ser lo que queremos ser y no lo que los demás nos imponen. 

Hoy llevo sólo mi maleta pequeña y una mochila con comida de mi madre, porque no soy estudiante millenial pero la comida de una madre impar no tiene precio. Y vosotros, ¿cómo viajáis?

Nos leemos Impares

Por cierto, la semana que viene continuaremos con la historia de Marcos y Mariana, ¿la recordáis?

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By Impar

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